19 marzo 2006

Otra vez

Ayer hizo un día estupendo para no tener ningún remordimiento por quedarse encerrado en casa. Día gris y nublado, estupendo para verlo a través de una ventana. Un poco de internet, otro de lectura, algún película y mucho de jugar con la canija. Eso habría sido si no hubiese tenido que ir de boda.

Lo peor de las bodas, es precisamente eso, la boda.

Le agradecí el honor de invitarme a los novios odiándolos. Uno vestido de pingüino y la otra de pastel de nata estaban perfectos para... bueno lo dejo para que no piensen que soy demasiado cabrón.

Del odio a los novios pasé a odiar a todos los que llevaban traje y corbata. La culpa es de sus madres que los visten como pijos. Con el cura ni me molesté, ya lo traía odiado de antes. Lo mas reseñable de la ceremonia fue mi objeción a seguir el rollito de "ahora arriba, ahora abajo" y que la niña de las arras se fugó; seguramente también asqueada.

Hora de convite. Como me esto cansando, ya solo odio a los que van con traje y corbata y llevan el pelo con gomina. Por suerte en mi mesa no cae ninguno de esos.

Nos toca la camarera mas guasona de la fiesta. Tiene una cara de mala ostia que tira para atrás. Ninguno en la mesa nos atrevemos a pedirle nada no vaya a que nos derrame los platos o el café hirviendo encima. Luego ya mas entonados nos da por jugar a la ruleta rusa con ella. La idea es irle pidiendo una copa de uno en uno a ver quién se la carga. Me toca pedir el segundo, cuando me la trae me dice "a ver si te cayeras de cabeza dentro". Nadie se atreve a seguir jugando ¡son unos mierdecillas! Al final me hubiera gustado nominarla para camarera de la noche; mas que nada por compensar y porque siento debilidad por la gente rara.

En la mesa sale la conversación de la inmigración y el racismo. Una pijita harta de no comer por las putas dietas dice que no le importa que la llamen racista, que lo es. Parece que odia a partes iguales a los inmigrantes, a los que hacen el botellón, a las camareras raras, a su marido, ... La dejo ir, aunque durante un rato estoy tentado en preguntare si lo suyo con los inmigrantes es algo relacionado con el chaval lituano que se follaba mientras era novia de su marido. Prefiero no terminar de cagarla del todo y soy comprensivo con esta niña. Es una bomba de sensualidad. Lleva casada varios años y la sensualidad y el sexo le sale hasta por las orejas. Me parece que estallará dentro de poco. A ver por donde sale follando esta vez...

Ya no odio a casi nadie, solo a una tía que co-protagonizó conmigo varias obras de teatro. En una había que besarse en la boca. Yo le metí la lengua. Besarse así delante de tanta gente tenía su morbo. Ella no lo entendió así, desde entonces no me simpatiza por estrecha. Aunque puede que no colaborara porque en aquella época estaba pasando una etapa lesbiana, ¡vete tu a saber!

Me tuve que contener otra vez. Había una tía que no paraba de ir mesa por mesa diciendo que estaba en Inglaterra. La verdad es que es fea según los estándares andaluces, pero supongo que con el nivel que hay en Inglaterra habrá triunfado y se ha traído el pavo subido. Que lo disfrute mientras pueda, la caída será dolorosa.

Hay otra rubia que me tenía hasta los huevos. Lleva desde la Iglesia exhibiéndose. Ella se comió la ostia, hacía fotos, salía en todas las fotos, firmaba el libro, leyó la biblia, ... Todo por que viéramos los rubia y guapa que era. En el convite seguía con el mismo temita. Estoy a punto de vaciarle un vaso de cerveza encima para relajarle el ataque de vanidad. Al final no me da tiempo; ya tengo excusa para poderme largar de la puta boda: es la hora de recoger, bañar, cenar y acostar a mi canija. A la leche la boda...

No sé, a lo mejor no fue tan mal esto de ir de boda, después de todo tuvo su puntillo.