11 marzo 2006

Terapia de grupo

Hoy he estado en una terapia de grupo. Es lo que tiene estar casado con una pedagoga, ¡que estas cosas les pirran!

El tema era sobre la relajación en pareja, y he tenido que ir para evitar que cualquier cafre psicólogo le metiera mano a mi pedagoga. Cosas del amor ;)

El objetivo, evidentemente, era relajarse, pero yo tengo varios problemas para ello: la rebeldía, la asimetría y la imaginación.

La rebeldía me impide relajarme siguiendo las órdenes de nadie. Aunque esa alguien este buena y ponga voz de cinta de autoayuda. No suelo dejarme llevar fácilmente y a la media hora he terminado pasando de indicaciones y me he dedicado a improvisar y a pasar de la monitora.

La asimetría me impide relajarme en estados simétricos. Yo sospecho que tengo una costilla de más en el lado derecho y cuando estoy paralelo me duele ese lado. Mi estado de relajación pasa obligatoriamente por retorcidas y asimétricas posturas. Al final he terminado hasta los huevos de estar sentado con los pies separados y con las manos sobre los muslos, porque como mi caso no lo recogen los libros de los psicólogos, la monitora me miraba mal y por la vergüenza no me atrevía a cruzarme de píes.

La imaginación ha terminado de rematar la faena. La situación era sexualmente muy sugerente y necesariamente he terminado imaginando un orgía en grupo. Desde que esa idea me ha venido a la cabeza me he pasado el resto de la sesión preocupado por encontrar la forma de:

  • a) Ocultar al desnudarme que llevaba los calzoncillos roídos. ¡Joer cuando están así es cuando mas cómodos son! De echo creo que me he pasado parte de mi vida defendiendo calzoncillos ruinosos de mi madre y, ahora, de mi mujer. Porque parece que además de ser los más cómodos son los mejores para limpiar cristales y el polvo.
  • b) Apartar a las dos chicas que me gustaban y a mi mujer para una orgía particular. A la monitora la dejo para otra ocasión; le tengo reservada otra fantasía sexual mas freudiana.
  • c) Mantenerme alejado de una ex-novia que participaba en la terapia y a la que dejé hace media vida soltándole el rollete de "tú te mereces algo mejor, démonos el último beso...". El beso lo sigo esperando, pero todavía me acuerdo de la ostia que me soltó. Desde entonces no hemos cruzado una palabra y no me quiero arriesgar a que trate de cruzarme, otra vez, la cara.

Todo el rollo ha terminado después de dos horas. No me he relajado pero he salvado mi honor de marido y ejercitado la imaginación.

Luego, por fin, he sido libre de irme a jugar con los críos a una sala de juegos guapísima. Había unas pelotas de casi un metro de diámetro, era alucinante lanzárselas a los críos y ver como se quedaban incrustados en ellas contra la pared. También he aplastado (deportivamente) a un crío jugando a los tazos. Era la primera vez que jugaba a eso y no sabía que era tan bueno.

Luego he tratado de meterme en una piscina de bolas de colores pero me han pillado y lo he tenido que dejar para otra sesión de terapia. La próxima vez me llevo a mi niña y con la excusa de cuidarla paso de relajaciones y me quedo en la sala de juegos. Lo mismo le meten mano a mi mujer, pero lo que me voy a divertir jugando con los críos con tantos juguetes lo compensa de sobra. Hay colchonetas, caballos de madera, la piscina de bolas, ... y dos voluntarias que cuidan de los críos ;)