Bellezas equívocas
Hay mujeres con una belleza engañosa que nos despistan la percepción rápida que estamos acostumbrados a usar a la hora de ubicarlas en nuestra escala de deseos.
En ese primer vistazo, las hay por las que no darías mas de media hora de nuestra vida. Luego, en aquellos casos en que la suerte te las vuelve a cruzar por delante, te vas dando cuenta de que te equivocastes. Le vas descubriendo el atractivo debajo de su capa de tercera fila. Vistazo a vistazo te van gustando y al final te descubres encantado de volverlas a ver.
El caso contrario es aquella que te escandila a primera vista y que sin embargo en cuatro miradas le descubres la fealdad.
Al final se trata de la belleza interior que les fluye hacia la piel.
Hay una prueba interesante para solucionar estos equívocos: la puerta del colegio. Cuando la mujer lleva a sus hijos al colegio no hay lugar para equívocos. Ha pasado por la prueba de ser madre y mientras un niño le tira del brazo (o viceversa) no hay máscara que se resista. Además, nosotros no llevamos la mirada tan ávida como, por ejemplo, por la tarde. Pruebenlo, pero solo si tienen hijos que llevar al colegio y son discretos, sino pueden meterse en problemas y les será complicado explicar que están cazando bellezas equívocas.
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