19 abril 2008

Soledad

Esta mañana me he cruzado, dos veces, con un chaval negro, iba por la calle hablando y haciendo gestos con las manos. Alguna vez que otra yo también me he visto en las suyas: solo y jodido.

Recuerdo una ocasión en que pasé una semana solo en Santa Cruz de Tenerife, al final terminé cruzando por los semáforos sin destino alguno, para sentirme acompañado mientras esperaba a que cambiara el semáforo. Es terrible sentir esa sensación de soledad y de no reconocerte en el reflejo de los ojos de otras personas.

Volví del viaje y todo volvió a ser normal. Eso sí, se me derrumbó un sueño de mi juventud, el de ser vagabundo de grande, es muy jodido serlo si eres introvertido. No sé si será distinto para gente con más facilidad para comunicarse

También me sirvió para, ahora, apreciar el estresante vivir de un padre de familia sin tiempo ni siquiera para pensar en que no puede pensar. Lo prefiero al desasosiego de la soledad y el aburrimiento vital a que ello conlleva.