17 diciembre 2005

Despacio

¡Despacio amiga! Ya sabes que no me importan tus alegrías ni tus tristezas. Era una pregunta retórica. Desde el primer momento me las negastes, y por supuesto ya no espero que las compartas. En estos siete años solo has compartido tu mala ostia y una cama. Quédate tus alegrías y tus tristezas, haz con ellas lo mismo que con tu amor.

Ambos sabemos que te casastes conmigo por necesidad, por conseguir un sueldo y un padre postizo. Ambas cosas te las he dado, y con creces. Incluso no me importa que nunca quisieras darme un hijo propio, hasta ese desprecio te he perdonado. Quiero a tu hija como si fuese mía y soy correspondido. Pero, dejémonos de viejas historias.

¿Acaso te crees que no se porque estas tristes hoy? ¡Estúpida! Siempre me infravalorastes. ¿No ves mis dedos tocando la música maniaca de tu alma podrida? Acaso piensas que no se que él volvió hace un año y que lo hizo por tus ruegos (y su fracaso). ¡Claro que no ves ni sabes nada! Siempre estuvistes demasiado ciega en tu pozo apestoso de ego.


Además de estúpida ahora te reconozco inocente, curiosa paradoja. ¿Cuanto tiempo piensas que él abría aguantado tu vacío? y ¿cuanto tú el suyo? Mi amor contigo es algo patológico (por poco tiempo), ¿pero acaso piensas que vuestra alma plana y devastada puede hacer crecer el amor de nadie?

Al par de semanas de volver empecé mi trabajo con tu "amor platónico". ¡Fue fácil! Al mes y medio era una simple putita sin voluntad a mi servicio. En ese momento pensé en devolverte el desprecio demostrándote a quién amaba realmente él.
¡Despacio!, era demasiado simple. A partir de eso empecé a amarte a través suyo. De donde salían las ocurrencias, las sorpresas, los desprecios, los besos, las lágrimas, las locuras, ... ¡De mis órdenes idiota! Este año de amor e intensidad me lo debes a mí. Él por si mismo no te abría retenido ni ocho semanas. Tu tampoco a él; le forcé a seguir a tu lado.

Ya que no me amabas por lo que yo quiero ser, me amarías por lo que puedo ser, aunque fuese de forma indirecta.

¿Acaso crees que no sé por qué estas triste? ¡Imbécil! Tengo en mis manos tu mañana, porque futuro ya no tienes. Me he cansado de ambos. El me ha atragantado con su masoquismo y tu con tu sadismo. El sabe por qué se matará mañana, pero ¿sabes tú que lo no lo hará, como tú, por amor...?

Mañana seré libre de ambos para empezar a buscar una verdadera madre para tu hija que me ame por lo que quiero ser y no por lo que puedo ser. Dentro de unos meses para todos nosotros solo seréis un mal sueño que no se despidió. Pero... despacio... no te enfades, sigue rumiando la tristeza de tu última noche, yo voy a dormir, seguramente mañana en tu velatorio no lo pueda hacer............
solo espero que tengas el detalle de despedirte de tu hija........
buenas noches... mi amor...................................

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Una crueldad deliciosa.

17/12/05 1:38 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home