Lelia
Se lo habían advertido desde el primer momento. Algunas advertencias no son interesadas y son simplemente lo que son, advertencias.
Ella entró en la adolescencia desbocada y tonta del culo. Las advertencias lo único que habían conseguido había sido reafirmarla en su "amor" por él. En ese amor estúpido y mal entendido que se mezcla con el juego de una casi-niña.
Ahora repasaba todo esto. Por él había tirado al retrete la vida y ahora era el momento de tirar de la cadena; pensó, mientras se dejaba caer desde la mesa para ahorcarse en la lámpara.
Seguía siendo un poco estúpida al pensar que la lámpara aguantaría el peso. Pensaba darle un corte de mangas a la vida y esta se había vuelto a reír de ella. No importaba, electrocutarse en los cables pelados de la lámpara sería mas doloroso y lento pero también serviría.
Otros dos fallos de estúpida. Primero no dio la luz antes de tratar de electrocutarse. Segundo, supuso que podría mantenerse de pie sobre la mesa hasta la muerte. Al final el resultado fue un chichón que se camuflaba perfectamente entre las ostias de él. Esto empezaba a ser desesperante.
Tercer intento, tirarse por el balcón. No recordó que el bar de abajo tenía toldo y que el guantazo desde un primero difícilmente podía ser mortal. Resultado: un par de moratones y hacer el ridículo.
Aunque...
... había algo más. Descubrió que no era la vida la que le escupía a ella, sino que era ella la que le escupía a la vida. Tendría que buscar una forma no estúpida de matarse sin vuelta a atrás o sacar el coraje suficiente como para enfrentarse a él y a toda la mierda que le regalaba día si y día también.
2 Comments:
Pues me temo que hay muchas historias como las de Lelia... y la mayoría no muere por suicidio sino en manos del cabrón de su pareja.
Por desgracia así es. Pero bueno poco a poco van cambiando las cosas. Antes los cabrones contaban con la complicidad de la sociedad y el beneplácito de la Iglesia. Al emnos ahora ya no es así.
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