Hassan
Acabo de conocer a un Hassan. Le he dicho que me parecía un nombre muy común en su país y por lo visto es así por el rey. Vendría a ser el José Antonio de aquí.
No le gusta mucho su nombre. Le ha recriminado el nombre a su padre, que le hizo la gracia o la pascua (aunque para ellos será el ramadán). Que no le gusta que sea el nombre "del hijo de puta ese del rey" (en eso le doy la razón, todos los reyes son un poco o un mucho hijos de puta). "Del hijo de puta que está haciendo una mierda de su país".
Me parece que no le apetece mucho estar aquí currando de 9 a 10 horas diarias. Será la morriña, que no se como se dice en árabe. No le gusta y me parece que sabe de quien es la culpa.
Me pregunto que dirían los Pacos cuando en Alemania algún alemán les dijera que le parecía que ese nombre era muy común en España.
¡Pero bueno, fuera los fantasmas treintañeros!
Esto de la integración de los inmigrantes no es tan difícil, se puede hacer a base de sonrisas y la mirada. Luego pueden venir las palabras.
De hecho en mi estadística de hijos de puta tengo a algunos vecinos de toda la vida, pero todavía a ningún inmigrante de los que conozco. Me parece estúpido ser nacionalista con los odios. Se odia a quien se lo merece y punto, otras forma de hacerlo es ganas de hacer el borrego capullo.
¡Malos tiempos les vienen a los pobres inmigrantes! Muchos hijos de puta de los de aquí, de los de toda la vida, los van a utilizar demasiado para tapar las verdades. Van a ser los chivos expiatorios de toda la mierda que esta por venir.
2 Comments:
Juas... si es que antes de ponerse hablar con un emigrante es más fácil recurrir a los viejos tópicos: nos quitan el trabajo, se dedican a la droga y la delincuencia y son unos guarros.
Parece que las máximas de los hijos de puta calan bien hondo, incluso después de muertos.
Ellos se lo pierden.
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