02 noviembre 2005

Historia de Rosa y Leonardo

Tanta tecnología tiene sus beneficios pero, innegablemente, también sus perjuicios. No quiero ejemplizar los mismos con la historia de mi amiga Rosa, que en gloria esté, pero a alguien se lo tenía que contar.

Nadie se explicó las razones que tuvo Rosa para meter el móvil de su marido en el ataúd antes de que lo cerraran para siempre o, al menos, hasta que el tiempo o algún satánico lo abriera.
El caso es que lo metió. Unos dicen que por esperanza, otros que por que era suyo (de su marido Leonardo). Aunque sabiendo que se tomó la molestia de cargarlo completamente antes de ponérselo debajo de sus manos cruzadas sobre el traje de lino beige que se compró para la boda de su hija Rogelia (que dicho sea de paso, a ella siempre le disgustó porque era mas propio de Cuba que de un otoño en Santander). Si tenemos eso en cuenta, parece que se lo entregó por esperanza.

Tras el entierro pasó una tarde, una noche y una mañana tan triste que después del café no tuvo mas remedio que consolarse con su amante Manolo.

Posiblemente solo le dio el móvil a su difunto para joderlo un poco más después de muerto. Esa tarde se dedicó, junto con Manolo, a cachondearse llamándolo y diciéndole cosas como:

- "Que pena que no lo cojas Leonardito era para decirte que eras un capullo impotente".
- "Que pena que no lo cojas, era para decirte que de los cuatro niños solo uno es tuyo y fue por casualidad".
- "............ era para decirte que lo único que hecho de menos de ti es la satisfacción de joderte los riñones a rodillazos por las noches."
- " ........... era para decirte que Manolo la tiene gorda y rica, que si querías catarla porque siempre he pensado que eras un pedazo de maricón".
- "......... Leonardito que era para decirte que te pudras con tu estúpido traje de lino".

En el sexto intento de llamada a su difunto, apunto del orgasmo, es cuando sucedio lo imprevisible. Su marido le cogió el teléfono y desde ultratumba le dijo: "Que quieres".

Fue tanta la impresión, que Rosa murió en un suspiro. Por lo visto, es mortal la mezcla de un orgasmo y el terror.

Manolo no se dio cuenta de su muerte hasta unas horas mas tarde. Por un rato disfrutó el raro placer de no tener que hablar después de correrse. Al final incluso aprovechó ese premio para echarse un sueñecito.
Lo despertó el frío de Rosa.

Como decía, la tecnología tiene sus riesgos, aunque, por desgracia para Rosa, fue mas mortal para ella que fuera el único hijo legítimo de su marido, que se le parecía en todo; en los andares, en el pelo y en la voz, el que quisiera beneficiarse del contrato y los puntos de su difunto padre para, el día despues de su entierro, conseguir por fín el motorola "new evolution".

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

¿De que compañía era la línea del móvil? - lo digo porque me interesaría contratarla por su cobertura que parece muy buena.

Bromas aparte, felicidades por el relato corto. Me parece muy bueno.

3/11/05 10:58 a. m.  

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