24 octubre 2005

La historia de Isabel

Mala suerte que tiene uno, este blog solo lo conocen dos personas, pues resulta que una de ellas se llama Isabel y se ha sentido jodida por "La historia de Gabel".
Mi primer desatino como blogger ;)

Ahora para compensarle el sofoco me veo obligado a inventarle una historia dulce dulce porque además piensa que soy un poco burro con mis historias. Y mira que eso me cuesta, yo soy mas bien de historias malditillas. Pero bueno probemos a ver que sale:


Esta es la historia de Isabel, un dulce de feria.
Isabel nació a finales de Agosto, y el mismo día de su nacimiento ya hizo su primera feria; como dulce de feria por supuesto.
Ella era todavía muy niña y apenas nadie le advirtió de los riesgos que podía correr, así que ella iva tan alegre, dulce y blanca, porque era un dulce de merengue. Abría su grandes ojos de perlas de chocolate deslumbrada por tantas luces de colores y tanta algarabía de alegría. Tan ocupada estaba disfrutando de todo esto que no se dio cuenta de como sus hermanitas y amiguitos empezaban a desaparecer. Cuando se percató de ello era tan tarde que solo quedaban en el puesto un boyo de chocolate y ella, blanquita y feliz.
En ese momento se empezó a preocupar: "Si nadie me compra acabaré en el cubo de la basura porque el merengue se pondrá malo"
Poco a poco las luces se ivan apagando y cada vez pasaba menos gente por el puesto de dulces, os podéis imaginar la tristeza que empezó a calarle el merengue a Isabelita. Se sentía despreciada y muy deprimida.
Su compañero, el bollito de chocolate, se dio cuenta de su tristeza y empezó a animarla:
"Venga no seas tontita, que ya verás como vendrá alguien que nos copra y seremos felices mientras nos come"
"Nadie puede despreciar a un merenguito tan bonito como tú..."

Nuestra amiga Isabelita se fue animando y empezó a hablar con el bollito que se llamaba Pedrito.
Todos sabemos lo rápido que se enamoran los niños y los adolescentes, cruzaron unas cuantas frases de esas cursis que solo se saben decir a ciertas edades, y terminaron tierna y dulcemente prendados el uno del otro.
A Isabel se le iba pasando la tristeza con la compañía de Pedrito y siguieron diciéndose dulzuras un ratito más. Sin embargo, escucharon que el dulcero empezaba a recoger y no pudieron evitar sentirse tristes por su frustrado destino de dulce de feria.

Pero cuando todo parecía perdido escucharon a su pastelero que decía:
"Qué quiere jefe ..."

Los dos amiguitos alzaron su vista esperanzados en que los comprara alguien, pero tuvieron la desgraciada sorpresa de encontrarse a un hombre muy gordo que se tambaleaba borracho sobre ellos y decía:
"Me vagg a darrrrr el merrenguee..."
En ese momento una gota de saliva del hombre cayó muy cerca de Isabelita. La peste a alcohol de esa saliva le hizo gritar de pavor a nuestra amiguita:
"Noooooooooooooooooo ..............."

Por suerte para Isabelita cuando una mano sucia y tambaleante se lanzaba hacia ella, el hombre se estremeció, puso los ojos en blanco y dándose la vuelta vomitó ruidosa y asquerosamente. Con tan mala fortuna que todo cayó sobre un grupo de niñas pijas que pasaban por allí. Ellas al ver el desastré empezaron a pegarle al borracho con sus bolsitos de pijo-lentejuelas. Él salió corriendo perseguido por una lluvia de zapatos de tacón marca "Pepe's", moviles "New Generation" motorola, y hasta alguna visa oro tirada en plan estrella ninja.

Isabel suspiró de nuevo y con sus ojitos de chocolate húmedos de lágrimas se volvió a Pedrito y le dijo: "Te quiero"

Se dió cuanta de que hay peores destinos que acabar en un cubo de basura y aceptó mas resignada y serena su futuro.

Pero...

De pronto oyeron una vocecita que decía: "Me dá esos dos señor"
Era la voz dulce de la niña mas dulce que Isabel había visto aquella noche. Se trataba de Lupita que se había escapado con su pijamita rosa por la ventana de su habitación porque le entró el deseo de un dulce en plena noche.
Se fueron los tres juntos, Lupita y abrazados (que ya tenían edad para ello, pues tenían mas de 8 horas) Isabelita y Pedrito. Los dos acabaron felices y juntitos en el estómago de su amiguita Lupita.


Bueno corto, porque tengo la tentación de hacer la continuación escatológica del cuento ;)
Espero que con esto me perdones la confusión Isabel.