24 octubre 2005

La historia de Gabel

Gabel, realmente se llamaba Isabel, pero su media lengua le hizo ganarse ese mote. De todas formas Gabel, la Gabel, quedaba mas personal, con más carácter.
Gabel era un tonto del pueblo a la antigua usanza, querido de la forma bruta que se querían antes a los tontos del pueblo de uno. Se les hacían bromas pero se les respetaba. No era la conmiseración aséptica y lejana que se les tiene ahora a los "disminuidos psíquicos".

Habría que preguntarse porqué abundaban tanto. Sabiendo que unos segundos de más en un parto pueden provocar pérdidas irreparables en la mente de un bebe por falta de oxigeno en el cerebro, se tiene un ligera apreciación de porque podía ser.
Claro que antes no se sabía nada de eso, ya era un milagro librarse de la muerte en el parto, si encima salías bien un remilagro y si tenías la suerte de sobrevivir a las diarreas y al hambre hasta los 14 años, es que eras un requetemilagráo.

La Gabel, se salvo, con su media lengua y su perenne mente de niña, fue creciendo y se hizo mujer encerrada en su alegre cabecita. Le llegaron los 20 años y con ellos la desesperación de su sexo. Su coño le escocía como a una mujer y eso lo entendía hasta ella. Pero claro no tenía el freno de los pecados y su curas, o al revés, los curas y sus mentiras.
A las demás mujeres se las uncía cortitas con la moral y el miedo a que terminando tentadas no encontraran marió y si la soledad y el desprecio. Aunque no creáis, la gente también estaba sujeta corta por el hambre y todo el mundo entendía a esa viuda de la guerra incivil. La gente entendía que se acostara por una docena de huevos o por una gallina. Su coño era lo que salvaba a sus hijos del hambre. No había tiempo para la tristeza por los seres queridos perdidos, ese es el privilegio de los saciados.

Pero claro todo eso la Gabel no lo entendía, tal vez ni siquiera nadie tratara de hacérselo entender, al menos ella tenía la alegría de no tener que saber tanta mierda como tragaban. Y ella sincera y caliente se iba al río a ver a los muchachos bañarse en pelotas, luego medialenguaba en la plaza o en los caños las virtudes de los badajos que mas le habían impresionado.
Con la picardía de los críos aprovechaba descuidos de las mujeres para meterse en la cama con sus maríos, que asustados la echaban como podían.
Y la Gabel a todo esto subía y subía en calentura y no es que no hubiese nadie que gustoso no le hubiese largado un revolcón. No, no era eso. Todos temían mas a su inocencia de niña mediodeslenguada que lo que podrían desear forllársela.

La pobre Gabel murió en poco mas de una semana. Se marchitó y se apagó en 8 días. Unos dicen que la consumió el fuego de su coño atrapado en su cabecita de niña.
Otros que un día despues de darse un golpe en una cornisa maduró de golpe y como no resistió verse se dejo morir lo más rápido que pudo.

En el pueblo ya no quedan tontos del pueblo. Ya casi no queda gente auténtica, la mayoría rumian sus años adocenándose mientras ven la tele.
Las enpinadas y empedradas calles del pueblo están casi siempre en silencio y cuando pasa alguien, ni siquiera es capaz de ver la sombra de la pobre Gabel en su plazuela. En la plazuela donde arrastraba su risa de niña y su ansia de mujer.

Joder, ya a nadie le pesan los muertos que le precedieron, ya solo nos preocupamos por nuestras ansiedades y las letras del banco. Algo estamos pasando por alto ...... seguro ....